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Mostrando las entradas de octubre, 2015

Viceversa de Mario Benedetti

Tengo miedo de verte  necesidad de verte  esperanza de verte  desazones de verte  tengo ganas de hallarte  preocupación de hallarte  certidumbre de hallarte  pobres dudas de hallarte  tengo urgencia de oírte  alegría de oírte buena suerte de oírte  y temores de oírte  o sea  resumiendo  estoy jodido  y radiante  quizá más lo primero  que lo segundo  y también  viceversa.

Los Amorosos de Jaime Sabines

Los amorosos callan.  El amor es el silencio más fino,  el más tembloroso, el más insoportable.  Los amorosos buscan,  los amorosos son los que abandonan,  son los que cambian, los que olvidan.  Su corazón les dice que nunca han de encontrar,  no encuentran, buscan.  Los amorosos andan como locos  porque están solos, solos, solos,  entregándose, dándose a cada rato,  llorando porque no salvan al amor.  Les preocupa el amor. Los amorosos  viven al día, no pueden hacer más, no saben.  Siempre se están yendo,  siempre, hacia alguna parte.  Esperan,  no esperan nada, pero esperan.  Saben que nunca han de encontrar.  El amor es la prórroga perpetua,  siempre el paso siguiente, el otro, el otro.  Los amorosos son los insaciables,  los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.  Los amorosos son la hidra del cuento.  Tienen serpientes en lugar de brazos.  Las venas del cuello se les hinchan  también como serpientes para asfixiarlos.  Los amorosos no pueden dormir  porque si se duermen se l

"Espero Curarme de Ti" de Jaime Sabines

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad. ¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada. Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»). Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo,

Te Espero de Mario Benedetti

Te espero cuando la noche se haga día, suspiros de esperanzas ya perdidas. No creo que vengas, lo sé, sé que no vendrás. Sé que la distancia te hiere, sé que las noches son más frías, Sé que ya no estás. Creo saber todo de ti. Sé que el día de pronto se te hace noche :sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices, sé que soy un idiota al esperarte, Pues sé que no vendrás. Te espero cuando miremos al cielo de noche: tu allá, yo aquí, añorando aquellos días en los que un beso marcó la despedida, Quizás por el resto de nuestras vidas. Es triste hablar así. Cuando el día se me hace de noche, Y la Luna oculta ese sol tan radiante. Me siento sólo, lo sé, nunca supe de nada tanto en mi vida, solo sé que me encuentro muy sólo, y que no estoy allí. Mis disculpas por sentir así nunca mi intención ha sido ofenderte. Nunca soñé con quererte, ni con sentirme así. Mi aire se acaba como agua en el desierto. Mi vida se acorta pues no te llevo dentro. Mi esperanza de vivir eres tu, y no estoy allí. ¿Por