Ataduras.


Los últimos cuatro solsticios transcurridos a tu lado
no han sido más que la lívida sensación
de ser parte de algo
ser parte de algo.
Yo que nunca fui tan de nadie, ni de nada
ahora siento por primera vez
una sensación que jamás había sentido
hasta que te apareciste en mi camino.

Cabello de polvorón
tu presencia
en este lugar de abundante belleza
fue lo único que me hizo estar
lo único que me mantiene atado.

Pero la definición de atadura en mi vocabulario es muy diferente
a la de los cachorros en patios descuidados,
a la de los adictos y los presos,
o la de las señoras enamoradas
cuarenta años después,
o la de los señores oficinistas
con argolla y compañera nueva.

mi atadura hacia ti
y hacia todo lo que amo en la vida
no es sinónimo de cadenas o pesadez,
de malestar o quejumbre,
ni mucho menos la de buscar la fantasía en el arte
o la distracción en el placer vulgar
en todo caso [tú] eres la fantasía, el arte, la distracción y el placer en mi vida.

Pero para ser breve y franco
y no convertir a este intento de poema en un pergamino que nadie sin amo pueda leer

las ataduras que en mi ejerces
no son más que lindos, finos y delgados
listones,
llenos de color
que no quiero que me suelten
y que sólo tú puedes desatar
con tu tacto angelical.


Feliz aniversario.

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