Sueño de habitación
A estas alturas de la vida, la presencia del narrador en un diálogo como este, me parece una pérdida de tiempo. Además de eso, y más importante; me parece una forma en la que el escritor manipula al lector a dar ciertos pasos seguros [o en falso] dentro de su relato para hacerlo sentir de la manera en que él quiere, en vez de dejar al lector descubrir lo que tenga que descubrir en el texto, aunque eso al final termine siendo nada, y el texto se vuelva inservible.
De modo que, a manera de introducción, y sin mayor dirección que la que acá se dará, más como una charla inicial que como indicaciones a seguir, digamos que esta historia empieza en el apartamento de un chico, en el cual se suscita una reunión de amigos luego de terminar algún trabajo en conjunto. Este chico y una chica se alejan del grupo y van a la habitación de éste mientras suena la música (ustedes elijan la música que está sonando, si acaso algo les puedo pedir a ustedes mis honorables lectores, es que a la chica le pongan en cabello rojo, como en "La chica del cabello rojo fuego", pero corto), en donde la chica buscará una película, justo en este lugar se dará la siguiente charla.
______________________________________________________
-Tienes todo tipo de películas. También tienes muchos libros.
-Libros sólo algunos. Quiero decir, no son tantos como yo quisiera.
[Ambos se quedan unos segundos en silencio, ella mira a las películas, él la mira a ella. Ella voltea a verlo]
-¿Qué?
-¿Qué?
-¿Por qué me miras así?
-¿Cómo te estoy mirando?
-No sé. Raro.
-Te lo voy a decir, pero no sé que tan inoportuno, o inconveniente creas que es lo que te voy a decir.
-Dímelo.
-Hace unos días soñé precisamente con este momento. Con la diferencia de que sólo estábamos tú y yo. También que era de día, y mi perro aún estaba vivo y andaba paseando por todo el departamento, y platicábamos sobre un viaje del que acabábamos de llegar de mi casa en Durango, y luego de hablar de una película chilena que a mi me fascina íbamos al comedor y nos poníamos a almorzar.
-Suena a un buen plan para mañana.
Él no dice nada, sólo la mira fijamente y sonríe.
-Hablas muy poco de Durango. ¿Cómo es allá?
-Visto en la distancia no es un lugar tan especial, te podría decir que no es muy distinto a La Paz. Pero cada vez que estoy otra vez allá no puedo evitar enamorarme de todo una vez más. Es un lugar muy verde, de ahí nació Sueños Verdes, las primaveras son espléndidas, golondrinas volando a ras de la tierra en las calles. Las lluvias en verano obligan a más de una pareja a refugiarse en los kioskos del parque Guadiana. Los otoños llenan de luciérnagas y catarinas las calles y los jardines de las casa de la abuelas. En invierno el frío obliga a la gente a prender fogatas en las calles para darle la bienvenida a los viejos amigos.
[Ella lo mira atentamente, hay algo en sus ojos, en la forma en que lo mira, que uno comprende al instante que no es alguien más, [ella] ríe en silencio y prosiguen unos segundos de silencio por parte de los dos, en ratos miran las películas, en ratos se voltean a ver]
-Dime la verdad, ¿cuántas veces te ha funcionado esa estrategia cuando traes a chicas a tu casa para que se queden a dormir contigo?
-¿En serio quieres saber la verdad?
-Si.
-Ninguna.
-No te creo.
-En serio. Ninguna vez me ha funcionado porque a ninguna chica había invitado a venir a mi habitación. Sabes, ya no estoy en condiciones de hacer esto.
De modo que, a manera de introducción, y sin mayor dirección que la que acá se dará, más como una charla inicial que como indicaciones a seguir, digamos que esta historia empieza en el apartamento de un chico, en el cual se suscita una reunión de amigos luego de terminar algún trabajo en conjunto. Este chico y una chica se alejan del grupo y van a la habitación de éste mientras suena la música (ustedes elijan la música que está sonando, si acaso algo les puedo pedir a ustedes mis honorables lectores, es que a la chica le pongan en cabello rojo, como en "La chica del cabello rojo fuego", pero corto), en donde la chica buscará una película, justo en este lugar se dará la siguiente charla.
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-Tienes todo tipo de películas. También tienes muchos libros.
-Libros sólo algunos. Quiero decir, no son tantos como yo quisiera.
[Ambos se quedan unos segundos en silencio, ella mira a las películas, él la mira a ella. Ella voltea a verlo]
-¿Qué?
-¿Qué?
-¿Por qué me miras así?
-¿Cómo te estoy mirando?
-No sé. Raro.
-Te lo voy a decir, pero no sé que tan inoportuno, o inconveniente creas que es lo que te voy a decir.
-Dímelo.
-Hace unos días soñé precisamente con este momento. Con la diferencia de que sólo estábamos tú y yo. También que era de día, y mi perro aún estaba vivo y andaba paseando por todo el departamento, y platicábamos sobre un viaje del que acabábamos de llegar de mi casa en Durango, y luego de hablar de una película chilena que a mi me fascina íbamos al comedor y nos poníamos a almorzar.
-Suena a un buen plan para mañana.
Él no dice nada, sólo la mira fijamente y sonríe.
-Hablas muy poco de Durango. ¿Cómo es allá?
-Visto en la distancia no es un lugar tan especial, te podría decir que no es muy distinto a La Paz. Pero cada vez que estoy otra vez allá no puedo evitar enamorarme de todo una vez más. Es un lugar muy verde, de ahí nació Sueños Verdes, las primaveras son espléndidas, golondrinas volando a ras de la tierra en las calles. Las lluvias en verano obligan a más de una pareja a refugiarse en los kioskos del parque Guadiana. Los otoños llenan de luciérnagas y catarinas las calles y los jardines de las casa de la abuelas. En invierno el frío obliga a la gente a prender fogatas en las calles para darle la bienvenida a los viejos amigos.
[Ella lo mira atentamente, hay algo en sus ojos, en la forma en que lo mira, que uno comprende al instante que no es alguien más, [ella] ríe en silencio y prosiguen unos segundos de silencio por parte de los dos, en ratos miran las películas, en ratos se voltean a ver]
-Dime la verdad, ¿cuántas veces te ha funcionado esa estrategia cuando traes a chicas a tu casa para que se queden a dormir contigo?
-¿En serio quieres saber la verdad?
-Si.
-Ninguna.
-No te creo.
-En serio. Ninguna vez me ha funcionado porque a ninguna chica había invitado a venir a mi habitación. Sabes, ya no estoy en condiciones de hacer esto.
-¿Qué cosa?
-Esto de andar buscando chicas, de ligar y esperar que algo suceda de un encuentro casual. Algunas veces lo intenté, hace algunos años, pero no me dejaban más que placer de instante, y eso a la larga te deja en más de una manera vacío. Si te conté lo que te conté, es porque es verdad. Sabes, el día que te conocí, había tantas cosas que quería decirte, pero no sé. Me resultaste intimidante. Quizá fue tu pelo.
-¿En serio? ¿Qué tenía mi pelo?
-El color. El azul siempre me ha resultado, apabullante, me deja sin habla. tu vestido azul de la otra noche, por ejemplo.
[A ella se le ve sonrojada y hay algo que no cree de este momento, se siente como si fuera una obra de teatro, o un sueño, o algo ya escrito, las palabras de ambos y cómo las dicen y como se siente ella y cómo lo siente a él, todo le parece perfecto]
-¿Y qué cosas querías decirme aquel día?
-Honestamente no lo recuerdo. Quizás alguna tontería en su momento. Quizá era sólo un pretexto o una excusa para poder intercambiar unas palabras contigo. Me resultaste tan fascinante, lo que proyectabas con tu persona, sentía como una necesidad de llevarme algo de interacción contigo, pero al final desistí, así soy yo de tímido.
-Tú por lo contrario me pareciste un buen tipo desde el principio. Sólo recuerdo el punto de vista que le diste a mi obra y que me hizo verla completamente diferente. Me hubiera encantado haberte conocido antes.
-¿En serio? ¿Qué tenía mi pelo?
-El color. El azul siempre me ha resultado, apabullante, me deja sin habla. tu vestido azul de la otra noche, por ejemplo.
[A ella se le ve sonrojada y hay algo que no cree de este momento, se siente como si fuera una obra de teatro, o un sueño, o algo ya escrito, las palabras de ambos y cómo las dicen y como se siente ella y cómo lo siente a él, todo le parece perfecto]
-¿Y qué cosas querías decirme aquel día?
-Honestamente no lo recuerdo. Quizás alguna tontería en su momento. Quizá era sólo un pretexto o una excusa para poder intercambiar unas palabras contigo. Me resultaste tan fascinante, lo que proyectabas con tu persona, sentía como una necesidad de llevarme algo de interacción contigo, pero al final desistí, así soy yo de tímido.
-Tú por lo contrario me pareciste un buen tipo desde el principio. Sólo recuerdo el punto de vista que le diste a mi obra y que me hizo verla completamente diferente. Me hubiera encantado haberte conocido antes.
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